monografía

Desigualdad e injusticia en un contexto de incertidumbre “¿Qué hacer?”

Mi propósito en este escrito es  poder definir el “estado de situación” en que se encuentra nuestra región en materia de equidad social y desarrollo humano y poder colaborar en la búsqueda de estrategias y líneas de acción que nos permitan revertir los vergonzantes  indicadores que resultan insoportables e incompatibles con los valores que defendemos.

En muchos foros se declara el problema de la desigualdad y la injusticia social presente en nuestra región, problemas fundamentales a resolver por los partidos y gobiernos que formamos parte de la IS y luchamos por la defensa de los valores socialdemócratas.

La desigualdad extrema y la injusticia social en América Latina se manifiesta aún en un contexto donde la mayoría de nuestros países muestran altas tasas de crecimiento de sus economías durante los últimos años, crecimiento que sin embargo, sigue beneficiando a un sector relativamente pequeño de nuestra sociedad.

En el Congreso de la Internacional Socialista celebrado en la ciudad de San Pablo en 2003, el estado de situación descrito para nuestra región fue muy preciso:

“América Latina no es la región más pobre del mundo, pero sí la de mayores desigualdades. La grotesca concentración de riqueza en pocas manos, al lado del hambre, la exclusión social y la miseria en general, producen tormentas políticas capaces de dar vida al paradójico encuentro de un ascenso democrático formal con un inusitado cuestionamiento de los partidos políticos, los dirigentes políticos y sindicales, propiciado por articuladas campañas publicitarias. Las oligarquías y otras elites económicas hallaron, en el dominio de los medios de comunicación y su influencia en las finanzas internacionales, poderosos instrumentos para mantener el status quo y, simultáneamente, controlar y dominar el escenario político, al margen de los propios instrumentos de la democracia.”

Como vemos, pasados 7 años de aquel Congreso, lejos de disminuir como quisiéramos­: la pobreza, la concentración de la riqueza, la falta de oportunidades, la injusticia social; aún con altas tasas de crecimiento en la región, siguen ahogando a amplios estratos de nuestros pueblos e impiden tener perspectivas serias de alcanzar un desarrollo sustentable de nuestros países.

El desafío que se nos presenta es muy complejo. No sólo es angustiante e injusto que millones de personas no puedan acceder a una educación digna, servicios de salud de calidad, trabajo y vivienda, en fin a lo que los socialdemócratas llamamos “EL MÍNIMO VITAL”; sino que también esta fuerte incapacidad del Estado de dar respuesta a estas problemáticas históricas está erosionando aceleradamente nuestras democracias.

El escenario actual debería llamarnos fuertemente la atención para poder comprender que la democracia no se sostiene por sí misma. A la democracia hay que fortalecerla, legitimarla, a través de la acción, dando respuesta y enfrentando decididamente a los problemas estructurales que nos impiden crecer equitativamente como sociedad.

No necesitamos un muestrario de cifras para demostrar la dimensión del problema: según datos de la CEPAL del 2005 el 40% de la población de América Latina está sumida en la pobreza, además de contar con los índices más altos y persistentes en el tiempo de desigualdad en la distribución del ingreso a nivel mundial.

Sabemos que la existencia de estos problemas obedece a causas históricas en nuestra región: la permanencia de gobiernos autoritarios oligárquicos dejaron secuelas muy profundas en nuestras sociedades e instituciones, los reclamos de los sectores más pobres y mayoritarios de nuestros pueblos fueron en muchos casos silenciados y desatendidos durante décadas sino siglos. Hoy a menudo esas voces no encuentran canales y espacios institucionales adecuados que contengan sus reclamos. El Estado, sigue estando muy lejos de quienes más lo necesitan.

Hemos recuperado la democracia para la región, se celebran elecciones limpias y en muchos de nuestros países partidos políticos que defienden las banderas de la igualdad y la justicia social son gobierno.  Sin embargo, la persistencia y la falta de soluciones a los problemas que declaramos impacta en un creciente desencanto por parte de la ciudadanía hacia las instituciones democráticas, los partidos políticos y principalmente en la “política” como actor principal de la transformación y progreso social.

Existen datos del PNUD que verifican esta conclusión: para muchos latinoamericanos, alcanzar mayores niveles de desarrollo en sus países es una aspiración tan importante que muchos estarían dispuestos a apoyar un régimen autoritario si éste pudiere dar respuesta a sus demandas de bienestar” (informe PNUD 2003).

Combatir decididamente desde la práctica política  las causas que generan estos problemas es una responsabilidad urgente de los líderes latinoamericanos y es condición necesaria para rescatar a nuestras democracias de la formalidad y ponerla al servicio de nuestra gente.

Me da la sensación que tanto la derecha como la izquierda se igualan a la hora de fallar en dar respuesta y soluciones a estas problemáticas. La derecha no lo logra porque no lo ve como un problema a enfrentar o no le interesa o espera que “la mano invisible” del mercado lo haga. La izquierda, declara el problema decide combatirlo pero no logra soluciones satisfactorias.

Los miembros de la IS como representantes de la socialdemocracia y de los intereses de las grandes mayorías de nuestros pueblos, debemos encontrar el camino para devolverle al Estado, a la práctica política, la capacidad de enfrentar estos desafíos.

Volviendo a citar al Congreso de la Internacional Socialista, quisiera compartir con ustedes un párrafo que me parece explica muy bien esta situación:

“El combate a la desigualdad se convierte en un requisito, en una condición indispensable, para legitimar la democracia ante millones de seres que padecen de hambre cuyas urgentes necesidades se colocan por encima de los valores políticos. La igualdad ha de ser un camino, no sólo un destino y su búsqueda debe constituirse en la primera prioridad de los latinoamericanos. Sólo los países que partieron de un mínimo de homogeneidad han podido tener éxito en alcanzar desarrollo económico y social.”

Dado este estado de situación, dada la urgencia con que reclama nuestra acción, debemos preguntarnos: ¿Qué rol debe asumir el Estado, qué acciones debemos proponernos desde la política, desde la socialdemocracia, para revertir esta situación?

Esta es la pregunta que creo debemos hacernos y que hace referencia al segundo tema que me permito tratar en este escrito: “Reformas para América Latina después del fundamentalismo neoliberal”

¿Cómo se resuelven las tensiones entre la expansión democrática y la economía, entre la libertad y la búsqueda de la igualdad, entre crecimiento y pobreza, entre las demandas públicas expresadas libremente y las reformas económicas que demandan ajustes y sacrificios? ¿Cuáles son las claves que explican la crisis de representatividad, la desconfianza de la sociedad hacia la política?

¿Por qué la esperanza democrática no se ha traducido en avances en los derechos civiles y sociales acordes con las expectativas que promovió? ¿Por qué el Estado carece del poder necesario? ¿Por qué el derecho a elegir gobernantes no se tradujo, en muchos casos, en mayor libertad, mayor justicia y mayor progreso? (Fuente: Informe sobre la Democracia en América Latina – Hacia una democracia de ciudadanas y ciudadanos PNUD, 2004).

En cuanto al rol del Estado vuelvo a citar la declaración del  congreso de la IS. Allí declaramos Hoy, en cambio, se renueva la convicción acerca de la importancia del Estado y de su papel en la sociedad actual. Se trata de reformar ese Estado para revitalizar lo público en momentos del desafío de la búsqueda del crecimiento con equidad. Para ello se requiere, sin duda, un Estado renovado y activo, potente, ni más grande ni más oneroso que el actual y, por cierto, con una relación mas cercana con los ciudadanos”.

Y agrega… “En tal sentido, los procesos de cambio y renovación que han surgido en los últimos años tienen un patrón común, el afán por mejorar el uso de los recursos públicos y por elevar la calidad de la acción del Estado, sea en términos de los mecanismos de toma de decisiones, de la calidad de los servicios entregados o de la transparencia de sus actos.”

Estamos de acuerdo entonces que debemos reformar al Estado. En los últimos años se han invertido millones de dólares en el fortalecimiento de los estratos técnicos del aparato burocrático estatal. Se reformó al Estado desde una concepción tecnocrática sin tener en cuanta el fortalecimiento de las capacidades que le permitan aumentar su gobernabilidad para enfrentar un mundo cada vez más complejo.

Debemos repensar al Estado desde una visión que rescate el potencial trasformador de la política, debemos potenciarlo, capacitarlo, darle CAPACIDAD DE GOBIERNO para atender y resolver los históricos problemas que padecemos en un contexto de globalización que nos obliga a enfrentarnos a los nuevos desafíos que nos impone el siglo XXI.

En este sentido, estoy convencido que no podemos pretender gobernar con un Estado diseñado para resolver problemas del  siglo XIX, problemas del siglo XXI. Ni más grande, ni más chico, necesitamos otro tipo de Estado.   El desafío que se nos presenta como líderes de la social democracia latinoamericana es encontrar los caminos para llevar adelante estas acciones de reforma. Es encontrar el modo en que podamos revolucionar el aparato público para conseguir los resultados que legitimen y fortalezcan la democracia. Se trata en suma de rediseñar el Estado y las reglas del juego social.

Estoy analizando estos temas que son el resultado de un proceso histórico, temas que fueron abordados por personas de mucha capacidad, pero permítanme referirme a una personalidad destacada por su contribución  al pensamiento en estos problemas, un hombre genial que reflexionó sobre la necesidad de tener una TEORÍA PARA LA ACCIÓN POLÍTICA, para la acción de gobierno. Me refiero al profesor Carlos R. Matus, Ministro de Economía del gobierno de Salvador Allende.

Su obra, a más de diez años de su muerte, sigue siendo clave y orientadora, lo es para mí particularmente, a la hora de reflexionar sobre la mejora de la calidad de respuesta de Gobierno y el desafío de atender desde la acción política a los problemas de la gente.

En este debate acerca de qué Estado necesitamos en América Latina para promover el desarrollo, Matus nos dio una clave. Debemos superar la dicotomía entre el Estado propietario y el Estado mínimo. Estas categorías hacen énfasis en el “tamaño” del Estado, grande uno, pequeño el otro. Pero Matus introduce otra dimensión para analizar qué Estado queremos, el concepto de capacidad de gobierno. La capacidad refiere a la eficacia y eficiencia de la gestión, la pericia del capital humano que emplea, y la calidad de los sistemas que caracterizan la organización pública en su macro y micro prácticas de trabajo.

Esto demanda a los partidos políticos cambiar el modo de enfrentar los problemas y la determinada voluntad política de seleccionar, estructurar y conformar EQUIPOS (cuadros) ideológicamente claros, con entrenamiento tecnopolítico, formación trans-disciplinaria (horizontal), lenguaje (homologado) y proyecto común precisado.

El Estado mínimo es pequeño tanto en cuanto a sus dimensiones cuanto a su capacidad. Como decía J. Say, el gran economista inglés: “…el gobierno ideal es el gobierno barato y que actúa poco”…

El Estado propietario es grande en cuanto a los recursos económicos que maneja, y aspira a tener gran capacidad, pero sus fundamentos han sido cuestionados por la evidencia. La propuesta del Estado Propietario está en plena decadencia. En la práctica y en el plano intelectual. Cayó por su propio peso: es el extremo opuesto de la ideología del Estado Mínimo.

Como propuesta superadora, Matus propuso ir hacia un Estado Coordinador. Es el Estado vigilante por delegación de los ciudadanos en demo­cracia. Un Estado que no tiene posiciones rígidas y su preocupación constante es el equilibrio so­cial por abolición de los extremos.  Conduce el cambio social hacia el norte que el colectivo social se propone. Impide que las tensiones y los conflictos superen el límite de la convivencia social. Orienta, evita los excesos y no produce excesos.

La clave del Estado coordinador, es su fortaleza en términos de CAPACIDAD DE GOBIERNO. Esta es la clave del futuro de la democra­cia.

Y cito a Matus: Sin capacidad de gobierno, la democracia está en peligro. La mejor defensa de la democracia es su eficacia para producir resultados sociales satisfactorios para las mayorías. Pero ello exige renovar completamente el estilo de hacer política y el estilo de hacer gobierno. El desarrollo de las ciencias y técnicas de gobierno debe ayudar a ese cambio, antes que la democracia se desplome. El actual diseño del aparato público es incapaz de sostener el sistema democrático. El estilo dominante de hacer política aleja a la pobla­ción de los partidos y de la actividad pública, con un saldo de frus­tración. Es necesario revolucionar el aparato público y revolucio­nar el estilo de hacer política. Este último debe ser un arte más profesional, con mayor apoyo de las ciencias, y el aparato público debe afinarse, para ser una herramienta eficaz de la democracia”

En este punto debemos ser claros y precisos, la sociedad no soporta más “diagnósticos”, no soporta más discursos, necesita respuestas concretas ¡Ya!, ¡Ahora! Debemos usar un lenguaje duro y claro en la propuesta. En primer lugar sostengo que debemos reformar el estilo de hacer política, debemos abandonar esta idea de los partidos como clubes electorales, como maquinarias de ganar elecciones, como expresiones mediáticas “mercantilistas”. Debemos rescatar la idea de la POLÍTICA como eje de los procesos de transformación social, debemos reivindicar a los partidos políticos como interlocutores válidos de la sociedad, como lugares donde los sueños y las esperanzas encuentran respuesta.

Para ello sostengo tres líneas de acciones precisas y urgentes:

Primera: Formación de dirigentes. Los partidos políticos y en particular los partidos de la socialdemocracia debemos trabajar en forma activa en la instalación al interior de nuestros partidos de ESCUELAS DE FORMACIÓN DE DIRIGENTES. Debemos formar a nuestros cuadros y militantes en los métodos y ciencias para gobernar, debemos reflexionar sobre una potente ciencia para la acción en contraposición de la ciencia para conocer. Como dirigentes políticos tenemos una urgencia, actuar y resolver, no somos analistas ni meros administradores, somos transformadores de la realidad. Debemos ser voceros de las demandas del pueblo. Debemos ser los realizadores de los sueños de millones de hermanos que necesitan salir del lugar injusto donde el mercado y nuestra propia inoperancia los han dejado.

Segunda: Centros de Pensamiento / Prospectiva. En general nuestros partidos políticos no tienen centros de pensamiento para pensar nuestros países, para pensar la región para los próximos años, se gobierna con espejos retrovisores, se atienden en el mejor de los casos los problemas acumulados del pasado, no las salidas del futuro, ni pensando las tendencias que se verifican en el mundo. Necesitamos que cada uno de nuestros países, que cada uno de los partidos asociados a la social democracia, tengan verdaderos “centros de pensamiento” que nos permitan tener una actitud proactiva para aprovechar los vientos favorables mundiales. Como decía Séneca: “no hay viento favorable para aquel que no sabe adónde va

Tercera: Rediseño del Aparato Público. Los diseños y reglas que dominan nuestros aparatos públicos son arcaicos, solo pensemos en las OFICINAS DE LOS GOBERNANTES, no cuentan con

  • Equipos de procesamiento tecnopolítico; los dirigentes políticos deben enfrentar situaciones complejas y no cuentan con un procesamiento de calidad para definir las mejores estrategias.
  • Procesos sistemáticos de relevamiento y procesamiento de las demandas sociales; el Estado no utiliza para la toma de decisión para anticipar problemas o corregir rumbos de su plan de gobierno, sistemas disponibles y probados para monitorear las expectativas y demandas de la sociedad y sus respuestas frente a nuevas políticas públicas. En general se hace y luego se evalúa, con el consecuente costo político por las decisiones tomadas
  • Parámetros claros para que el aparato burocrático tenga conducción; los equipos estables del Estado solo reconocen instrucciones precisas, los discursos de campaña no alcanzan para definir rumbos o cambiar direcciones a un aparato preparado para responder a instrucciones.
  • Sistemas de rendición de cuentas por los compromisos asumidos; los sistemas diseñados se basan en general en una rendición de cuentas financiera, no se evalúa el balance de gestión integral, que es un balance que combina una rendición técnico-política de la gestión del gobernante.

Las acciones por hacer, los desafíos a enfrentar, y los obstáculos a vencer son muchos. Mucho se habla y poco se hace. Los problemas se acumulan y el desprestigio sobre la política avanza poniendo en riesgo al sistema democrático.

Me he permitido poner a su consideración algunas líneas de acción concretas para que las reflexiones sobre la situación Latinoamericana no queden solo en el discurso y puedan pasar al plano de la acción. El fin último es que juntos encontremos los caminos y herramientas que nos permitan fortalecer a la Política, y a la democracia, en su capacidad de dar respuesta a los complejos, urgentes y persistentes PROBLEMAS que padecen las grandes mayorías latinoamericanas.

En Panamá en el PRD estamos trabajando en esta dirección, sabemos que otros partidos de la región que integran la IS están en el mismo camino, propongo intercambiar experiencias y realizar un  trabajo en red sobre estas cuestiones.

Hoy nos lamentamos  y padecemos las consecuencias que dejaron en la región las políticas públicas basadas en el Consenso de  Washington. No sustituyamos recetas foráneas, tenemos la capacidad de desarrollar caminos y estrategias adaptadas a nuestras realidades. Tomemos lo mejor, aprendamos, pero no hagamos un trasplante acrítico de soluciones que sirven para otras realidades, para otras culturas. Tenemos la gente. Tenemos la capacidad. Tenemos un marco teórico de soporte. Pongamos nuestra voluntad y compromiso. Nuestros pueblos esperan respuestas concretas a sus problemas no discursos ni promesas.

 

Benjamín Colamarco Patiño

Escuela Torrijista de Formación Política y Gobierno.

Presidente de la Fundación Para Investigaciones Sociales y Económicas (FISE).

Escuela Torrijista de Formación Política y de Gobierno Ascanio Villaláz (Documento de diseño)

Documento de diseño

11 de octubre de 2009

(Elaborado por Benjamín Colamarco Patiño)

  • FUNDAMENTO

No pretendo negar que la conducción política es un arte. Sólo quiero afirmar que allí hay mucho más espacio para las ciencias, si aprendemos a teorizar sobre la práctica. Propongo el fin de la política tradicional.  Veo, aunque lento, un proceso equivalente a aquel por el cual los médicos sustituyeron parcialmente a los brujos y los curanderos en la práctica de la medicina. Los brujos no están extinguidos, pero dominan los médicos. El político del futuro tiene que ser más profesional (…) o la democracia no sobrevivirá conducida por los “curanderos” de la política,  sean de izquierda o derecha”.

Carlos Matus[1]

(Propuesta para el debate por Benjamín Colamarco Patiño)

A comienzos del siglo XXI, los países de América Latina y el Caribe han apostado a la Democracia como la única forma legítima de ejercicio del gobierno.  Sin embargo, como la democracia se legitima en la acción, los pobres resultados que muestran los gobiernos para hacer frente a las demandas sociales crecientes redundan en un desprestigio y desesperanza de la ciudadanía con respecto a la Política y su capacidad para transformar la realidad.

Demandas por una mejor distribución del ingreso, por mejor regulación de la actividad del sector privado, por aumento de la calidad de los servicios de salud y educación, permanecen postergadas.  Todas ellas exigen que los Estados mejoren la calidad de su gestión, sin que se perciba voluntad de los ciudadanos de destinar más fondos para ello.

Mientras tanto, la Globalización complejiza la realidad restando grados de libertad a las posibilidades de implementar políticas económicas y sociales autónomas. Hoy podemos pensar en países independientes con una clara voluntad nacional, pero no en países desintegrados del resto del mundo.

Los Gobernantes se enfrentan a desafíos cada vez más complejos y las herramientas utilizadas para afrontarlos no han evolucionado en forma comparable.

El Profesor Carlos Matus, creador de la Fundación ALTADIR, señaló “el problema que enfrentamos es de una crisis de capacidad de gobierno”, evidenciada por: “diseño deficiente de las oficinas de los gobernantes, sistemas de planificación desactivados o tecnocráticos, carencia de monitoreo y evaluación por resultados de la gestión pública, incapacidad para procesar problemas, descoordinación de la gestión pública, equipos de gobierno incoherentes, casi total incapacidad para modernizar el aparato público, aceptación de cooperación técnica de baja calidad,  “palos a ciegas” en los intentos frustrados de atacar las deficiencias anotadas, y alta ceguera para distinguir lo que va bien de lo que va mal. Ergo, baja capacidad para corregir, dominio del conformismo, frustración en la inercia de la rutina y miedo al cambio[2]”.

Estos problemas se resumen en uno solo: la Política no logra hacer foco, ni impactar satisfactoriamente en los problemas de la sociedad. Desde esta visión, la crisis de capacidad de gobierno está fundada sobre dos factores principales:

  1. La fractura entre la política y la técnica

En la gestión de gobierno, la Política y la Técnica operan con racionalidades diferentes y el problema principal en su interacción es que la primera no logra dirigir a la segunda en función de las prioridades del plan de gobierno. La Política opera con la racionalidad electoral, desenfocada de los problemas de la sociedad, carece de sistemas de monitoreo de problemas sociales, agenda estratégica, sistemas de rendición de cuentas por compromisos. La técnica, por su lado, opera sin lineamientos en las prioridades de gobierno, gerenciando los recursos, pero sin que éstos estén direccionados a las prioridades del proyecto de gobierno.

Frente a esta situación y ante la falta de un marco teórico que permita abordar las tareas necesarias de redimensionar el Estado, se cae en dos tentaciones, por un lado los “eficientismos privatizadores” que pretenden reducir al Estado a una dimensión mínima; por el otro y frente a la imposibilidad de poner al aparato público al servicio del proyecto de gobierno, se lo “saltea” con paralelas, poniendo instancias directas con la sociedad pero con incapacidad de dar respuestas a las “promesas” que se generan en esas instancias participativas.

La propuesta que queremos presentar, toma como foco metodológico la contribución a la producción de la capacidad técnico-política, a fin de elevar la eficacia del gobierno en situaciones complejas de poder compartido. Esto no se logra formando planificadores del desarrollo económico ni gerentes públicos, sin perjuicio de reconocer que unos y otros también son importantes para elevar la capacidad de gobierno. El planificador económico y el gerente son analistas de un ámbito situacional limitado, que actúa bajo restricciones previamente establecidas de direccionalidad; su entrenamiento se refiere a resolver problemas parciales en casos donde los objetivos superiores están previamente establecidos por la dirección política.

El experto en TECNOPOLÍTICA debe ser profesional, aunque no se trata de una profesión, en el sentido tradicional de la palabra. “Su centro de atención es la planificación política, entendida como un cálculo situacional referido a procesos creativos, nebulosos, inciertos y plagados de subjetivi­dades que afectan el presente y el futuro. Su médula teórica está en el cál­culo que precede y preside la acción práctica en el ámbito público. No puede refugiarse en la frontera de una ciencia o una técnica parcial y, por el contrario, es un invasor de los departamentos especializados, cuyo propó­sito es el cálculo situacional totalizante al servicio de las prácticas de go­bierno y del hombre de acción[3]”.

Esta nueva capa político-técnica es requerida en forma urgente en las estructuras gubernamentales, en los partidos políticos y en las fuerzas sociales de nuestros países para fortalecer un sistema democrático que esté basado en la participación ciudadana.  Lo que está en discusión hoy no es qué sistema de gobierno queremos, sino qué calidad de democracia podemos construir.

  1. La ausencia de una ciencia horizontal de gobierno

Gobernar es un arte. Pero hoy en día no existe arte que para su buen desempeño no precise de herramientas y técnicas. El ejercicio de gobierno no debiera ser una excepción.

Durante mucho tiempo, existió la creencia de que las fallas en la capacidad de gobierno estaban dadas por la falta de formación profesional de los dirigentes (entendida como formación universitaria). Sin embargo, hoy la mayoría de los dirigentes cuentan con formación de grado y la calidad de la respuesta a los problemas es igualmente baja.

¿Cómo explicar que excelentes médicos licúen su prestigio en la gestión de gobierno como Ministros de Salud? ¿O que “gabinetes de notables” compuestos por profesionales de prestigio internacional no alcancen para llevar un gobierno a buen puerto? Gobernar es enfrentar problemas complejos, y por ende, requiere de marcos conceptuales y herramientas específicos que no se enseñan en la formación disciplinaria de la Universidad. Allí se forman médicos, abogados, cientistas políticos, ingenieros, economistas, no dirigentes de gobierno.

La práctica social nos presenta en todo momento problemas sociales que no son de fácil solución y por ende, no pueden resolverse por intuición en la práctica misma. Su resolución exige, entre otras cuestiones, explicar la realidad, identificar y ponderar problemas y causas críticas, calcular sobre el futuro incierto, formular y evaluar apuestas sobre productos y resultados de nuestras acciones, resolver conflictos cognitivos, hacer análisis estratégicos para construir viabilidad, estudiar a los otros actores que participan en el juego social, monitorear la evolución y cambio de la realidad intervenida, y diseñar o modernizar organizaciones.

Estas capacidades requieren de un marco conceptual transdisciplinario u “horizontal”, que comprenda y permita procesar los problemas de la práctica social, que cruza horizontalmente las especialidades de las ciencias verticales. “¿Por qué una disciplina horizontal? Cada departamento de las ciencias es una especialidad vertical que puede afrontar directamente su relación con la práctica social. Esto es un contrasentido, porque la práctica pública cruza horizontalmente todas las especialidades, y genera sus propios problemas. Por ejemplo, el economista que formula políticas económicas y el médico que hace políticas de salud en el ámbito público,  con su formación en facultades universitarias verticales, tendemos a considerar casi automáticamente que están en su campo de competencia, a pesar de la frecuencia de sus fracasos en la gestión pública. Pero, no es así. Sólo tienen competencia para realizar una práctica profesional intradepartamental. No tienen la formación necesaria para ejercer la práctica social horizontal”[4](Transdisciplinaria).

Sabemos que un problema de salud no es solo un problema de medicina, sino al mismo tiempo, es político, económico, organizativo, ecológico, etc. Sin embargo, señala Matus, “actuamos como si el sentido común pudiese procesar esas interacciones transdepartamentales”[5].

El Partido Político es el ámbito por excelencia para la formación de cuadros políticos. Sin embargo, debemos superar la visión tradicional según la cual los cuadros políticos se forman en la militancia política. Sin caer en aquellas propuestas que pretenden asimilar la formación de los gobernantes transformándolos en técnicos, pretendiendo transformar los problemas sociales en modelizaciones matemáticas de soluciones lineales.

El desafío consiste en crear en el ámbito del Partido una instancia de formación de  equipos de gobierno que supere estas visiones “tradicionales”, reconociendo que existen métodos y ciencias que sirven de apoyo para la gestión gubernamental, tanto en el momento de la competencia electoral, como en el momento del gobierno, ya sea desde la responsabilidad de gobernar, como desde la oposición.

2) PROPÓSITO Y ALCANCE

La ESCUELA TORRIJISTA DE FORMACIÓN POLÍTICA Y GOBIERNO tiene como objetivo central sostener un proyecto político de largo plazo construido a través de toda la estructura organizativa del Partido y a partir de la instalación de procesos de liderazgo desde la base hacia la cúpula.

Esta construcción será un ámbito prolífico, activo y creativo, que fomente la convocatoria, participación y entrenamiento de los cuadros políticos, instalando una manera de pensar, protagonizar y proyectar la política del PRD como partido que reivindica su vocación democrática, humanista y su compromiso para transformar la realidad, desde el Gobierno y como oposición con una propuesta alternativa.

La Escuela tiene que representar un pensamiento político crítico y constructivo de la ciudadanía, organizarse como un cuerpo dinámico e incluyente de distintas situaciones y realidades, abierto a generar distintas líneas de actividades que concurran en una perspectiva tecno-política para la acción.

Esta construcción tendrá vigencia tanto en los momentos en que al PRD le toque desempeñar el rol de gobierno del Estado, como en el ejercicio del rol de oposición. En este sentido, la Escuela constituirá el ámbito para construir un pensamiento común de los cuadros respecto de la visión de país y desafíos a futuro, y permitirá al mismo tiempo, canalizar y sistematizar demandas de la población en cada localidad o corregimiento, estructurando las propuestas orgánicas del Partido sobre la base de las expectativas y necesidades de la gente.

Para lograrlo, la propuesta formativa para los cuadros políticos del PRD se articula en dos componentes:

  1. FORMACIÓN POLÍTICA

El componente de Formación Política tiene por objetivo brindar a los cuadros del partido una amplia formación político-ideológica en la tradición torrijista, enmarcada en los valores de la socialdemocracia.  La formación política y doctrinaria es el cemento que aglutina la base conceptual que debe sostener la coherencia de la acción política en la sociedad, en las comunidades. Nacimos como un partido surgido de las mismas entrañas del Proceso Revolucionario, asimilando el legado del ideario y praxis Torrijista, con una ideología socialdemócrata que sostenemos como principios, ideas y valores. No queremos el gobierno por el gobierno en sí mismo.  El gobierno debe ser, para cada miembro del PRD, un medio para lograr la transformación de Panamá en el sentido deseado y plasmado en nuestra plataforma programática, en nuestro proyecto para el Panamá del 2021.  Tenemos una ideología, tenemos principios y valores, que debemos conocer y asimilar en nuestro interior.

     2. FORMACIÓN EN CIENCIAS DE GOBIERNO

En forma complementaria, los cuadros del partido recibirán formación y entrenamiento para la incorporación de conceptos de una ciencia horizontal para la acción de gobierno, constituyéndose en un estrato técnico-político capaz de procesar demandas sociales complejas y darles respuesta, ya sea desde el gobierno o desde su representación como oposición política.

La formación del estrato técnico-político consiste en una formación de base en ciencias y métodos de gobierno y de forma complementaria una especialización en políticas sectoriales, de forma tal que permita a los cuadros del Partido estar actualizados en los distintos temas que hacen a la vida y desarrollo de Panamá:

Cuadro Nº1: Programa de Formación en Ciencias de Gobierno

 

Programa de Formación en Ciencias de Gobierno

 

 

 

 

Formación de base en

Ciencias y Métodos de gobierno

 

 

 

 

Especialización en políticas sectoriales

 

–        Salud
–        Educación
–        Seguridad
–        Desarrollo productivo
–        Infraestructura
–        Tecnología de la Información
–        Otras a identificar

 

 

2.1. Formación de base en Ciencias y Métodos de gobierno:

Esta formación está orientada a crear en estrato técnico-político de gobierno. Entendiendo al perfil técnico-político como “un actor que busca conducir, incidir o asesorar en los procesos clave de producción de políticas públicas”. Es un actor político, en el sentido que forma parte de un proyecto validado por la mayoría ciudadana que responde a valores y a una ideología, y que a la vez, posee la capacidad de analizar técnico-políticamente los problemas de gobierno, se propone evaluar el impacto político de las decisiones técnicas y la rigurosidad técnica de las decisiones políticas.

La formación de este perfil prevé el trabajo en formación por competencias, esto es, “la capacidad que tiene una persona para cumplir con una tarea determinada; conjunto del saber, saber ser y saber hacer que se activan durante la realización de una tarea” (Robert Brien).

Las competencias clave identificadas para el perfil técnico-político son:

  1. Construcción del proyecto político
  2. Definición de resultados para la gestión de gobierno
  3. Implementación de programas gubernamentales
  4. Evaluación y monitoreo de los resultados comprometidos

Los participantes recibirán formación y entrenamiento para:

  • Seleccionar los problemas claves a enfrentar en su proyecto político en función de las expectativas y demandas sociales (primordialmente en el momento electoral, pero también en el momento de gobierno, ya que la gestión exige una validación permanente de cara a la sociedad);
  • Definir los resultados estratégicos del plan de gobierno, y asignar responsabilidades por la obtención de esos resultados a las distintas organizaciones que conforman el aparato público, estableciendo compromisos de rendición de cuentas hacia la sociedad y hacia el interior del gobierno;
  • Convertir el proyecto de gobierno diseñado en políticas y programas de gobierno que puedan llevar a la acción los resultados estratégicos buscados;
  • Generar alianzas y buscar consensos e involucrar a distintos actores para lograr las metas propuestas, tanto al interior del gobierno como con los actores políticos y sociales;
  • Gerenciar programas gubernamentales definiendo objetivos y metas y comprometiendo al equipo de trabajo en el logro de los resultados definidos;
  • Evaluar periódicamente los resultados alcanzados y hacer ajustes al rumbo estratégico de la gestión.

 

Módulos Formativos

Para la formación y entrenamiento en estas competencias, existe un conjunto de módulos formativos, que se detallan a continuación:

  • TEORÍA DE LA ACCIÓN SOCIAL

Objetivo: Formar a los participantes en el marco conceptual de la Teoría del Juego Social, desarrollada por el Prof. Carlos Matus, que consiste en un enfoque transdisciplinario para comprender y actuar en los juegos de poder bajo situaciones de incertidumbre y poder compartido.

 

  • PLANIFICACIÓN DE CAMPAÑAS ELECTORALES

Objetivo: Entrenar a los participantes para la planificación y dirección de las campañas electorales modernas, entendiendo a éstas como una instancia preparatoria para el momento de gobernar con bases democráticas y participativas.

 

  • DISEÑO DE LA OFICINA DE GOBIERNO

Objetivo: Entrenar a los participantes en la utilización de filtros y sistemas de soporte a la toma de decisiones de la conducción de una organización pública, de modo de preservar el foco de la gestión sobre las prioridades del proyecto ético político.

              CONSTRUCCIÓN DE EQUIPOS

Objetivo: Entrenar a los participantes en la conformación de equipos con especial atención a los procesos de comunicación y ejercicios de interacción grupal.

 

  • INDICADORES DE GESTIÓN

Objetivo: Entrenar a los participantes en el manejo de las reglas para la instalación y utilización de sistemas de evaluación y la construcción de indicadores de desempeño, eficiencia y eficacia. 

 

  • PROCESAMIENTO DE PROBLEMAS DE GOBIERNO

Objetivo: Entrenar a los participantes en una metodología de análisis de problemas de gobierno que permita un pre-procesamiento de las decisiones de gobierno contemplando su impacto político en un juego multi-actoral, competitivo e incierto.

 

  • TEORÍA DE LAS ORGANIZACIONES

Objetivo: Entrenar a los participantes en un método para diseñar el esquema de gestión de la organización pública más adecuado para la consecución de la producción institucional que asegure el logro de los resultados definidos en el Plan de Gobierno.

 

2.2. Especialización en políticas sectoriales:

En forma complementaria a la formación en una Ciencia horizontal de gobierno (transdisciplinaria), los participantes de la Escuela recibirán información y contenidos relacionados con la gestión de políticas sectoriales. De esta forma, estarán en condiciones de analizar críticamente desde una perspectiva técnico-política el diseño, implementación y evaluación de cada política sectorial en un contexto panameño.

En este plano, las competencias a desarrollar son:

  • Reconocer los distintos enfoques y paradigmas vigentes en la política sectorial a nivel internacional, así como las mejores prácticas en ese ámbito;
  • Realizar un análisis situacional de la realidad objetiva en la cual se implementará la política sectorial para evaluar las condiciones de su aplicación;
  • Reconocer los actores que intervienen en el juego de la política sectorial, identificando sus intereses, capacidades y fuerza en el juego;
  • Construir un mapa situacional del estado de situación del sector analizado en Panamá.

 

Algunas políticas sectoriales identificadas para la especialización de los participantes (no excluyente):

–           Salud

–           Educación

–           Seguridad

–            Planificación y Política Económica

–           Desarrollo productivo

–           Infraestructura

–           Tecnología de la Información

A la formación en ciencias de gobierno se agrega un taller de especialización en una política sectorial de 10 horas. El objetivo de ese taller es el reconocimiento y análisis crítico de los principales enfoques y paradigmas vigentes en la política sectorial a nivel internacional, así como las mejores prácticas en ese ámbito;

  1. C) ESTRATEGIA DE INSTALACIÓN Y ORGANIZACIÓN

La estrategia de instalación propuesta para el Componente B) Formación en Ciencias y métodos de Gobierno es la siguiente:

ORGANIZACIÓN

  • Nivel central:

Se prevé para la Escuela una estructura descentralizada, con un nivel central que preserva las funciones de planificación y evaluación, y descentraliza la ejecución de las actividades en las regionales de la Escuela Torrijista de Formación Política y Gobierno en las Áreas de Organización territoriales del PRD. Esta lógica se fundamenta en la necesidad de aprovechar al máximo el conocimiento de las realidades locales, para la sistematización de demandas y la creación de capacidades en el nivel donde se establece la relación de identificación y representación política primaria.

En el nivel central se sitúan los siguientes órganos de conducción de la Escuela:

  • una Unidad de Conducción Técnico-política, que tendrá como misión planificar y supervisar el diseño de las actividades de la institución a plasmarse en un Plan de Acción, según lo establecido en los lineamientos estratégicos aprobados en el documento de creación de la Escuela por el CEN;
  • una Unidad de Coordinación Táctico-Operativa, que tendrá como misión implementar el Plan de Acción de la Escuela a través de la organización y puesta en marcha de las actividades allí programadas y el diseño de las actividades conducentes al proceso de formación de formadores.
  • De la Unidad de Coordinación Táctico-Operativa dependerán los Equipos Metodológicos y de Formación y Entrenamiento, que asumirán la responsabilidad por proyecto.
    • Unidades de gestión local, En el nivel local, las actividades de la Escuela se asentarán sobre las áreas de formación ya existentes en el ámbito de las Áreas de Organización y en los Corregimientos.

 

ESTRATEGIA DE INSTALACIÓN

Nivel central:

En el nivel central  se desarrollarán las actividades de formación-entrenamiento dirigidas a los cuadros de dirección superior del partido, y constan de las siguientes instancias:

  • SEMINARIOS-TALLERES: Dirigidos a directivos del partido que actualmente desarrollan tareas de gobierno y no cuentan con el tiempo para acceder al proceso formativo integral. Se pondrá especial énfasis en el desarrollo del marco conceptual y sobre diseños organizativos.
  • FORMACIÓN EN CIENCIAS DE GOBIERNO A nivel central operarán procesos formativos que integran los módulos y programas de análisis de las políticas sectoriales, con una perspectiva nacional. Estará dirigido a militantes con vocación de liderazgo e inicialmente los asistentes provendrán de los cuadros del partido con experiencia de gobierno o con capacidades de pasar los procesos de selección diseñados por la UNIDAD DE CONDUCCIÓN TECNICO POLÍTICA. Posteriormente los cuadros con procesos formativos a nivel local podrán acceder a estos procesos formativos, cumpliendo con los requisitos establecidos a tal efecto.
  • FORMACIÓN DE FORMADORES, uno de los desafíos más fuertes para la ESCUELA TORRIJISTA DE FORMACIÓN POLÍTICA Y GOBIERNO es la construcción de los equipo docentes especializados en ciencias de gobierno, para ello se piensa que inicialmente se recurrirá a docentes externos que deberán dejar instalado capacidades en los cuadros del partido a nivel nacional y local para darle sustentabilidad al proyecto formativo.
  • SUBVENCIÓN DE ESTUDIOS DE GRADO EN EL EXTERIOR, La Escuela prevé destinar financiamiento para que sus cuadros jóvenes destacados puedan cursar estudios de grado en Universidades del exterior a través de Convenios con Fundaciones de cooperación afines al Partido. De esta forma, esta operación, en el mediano-largo plazo permitiría al Partido no sólo contar con cuadros políticos más capacitados, sino que éstos estarían conectados a las redes de construcción de conocimiento a nivel nacional como internacional, capital invalorable para la gestión de gobierno.

Nivel local:

En el nivel local las actividades de formación-entrenamiento estarán dirigidas a los cuadros  y líderes de base del partido, y constan de las siguientes instancias:

  • SEMINARIOS-TALLERES: Dirigidos a los líderes locales para permitirles acceder a nuevos métodos y conocimientos que le permitan potenciar la presencia del PRD a nivel local, a partir de la ORGANIZACIÓN DE LA COMUNIDAD.
  •  FORMACIÓN EN CIENCIAS DE GOBIERNO, A nivel local se desarrollarán procesos formativos vinculados a las problemáticas locales y herramientas de trabajo adaptadas a las necesidades del trabajo con la comunidad, Entre otros:
    • TALLERES DE PLANIFICACIÓN MAPP, herramienta de trabajo para procesar problemas a nivel local
    • MECANISMOS DE PARTICIPACIÓN SOCIAL, conocimiento de las herramientas disponibles para fomentar la participación ciudadana
    • TRABAJO EN EQUIPO, formación de capacidades para liderar procesos de trabajo grupales
    • DISEÑO DEL ESTADO, identificación de misiones y funciones de las organizaciones políticas locales y su articulación con las organizaciones nacionales.

Respecto a las políticas sectoriales se realizarán aproximaciones al estado de situación de la realidad local relacionadas a las temáticas sectoriales más relevantes

Nota: Documento de trabajo elaborado por Benjamín Colamarco Patiño, para el análisis y desarrollo.

[1] Teoría del Juego Social, 2000 Caracas, Venezuela, pg. 5.

[2] Ver MATUS, Carlos: “Teoría del Juego Social”, Fondo Editorial Altadir, Caracas, Venezuela (año 2000).

[3] Matus Carlos. “El Líder sin Estado Mayor”, Fondo Editorial ALTADIR, La Paz, 1997.

[4] Matus, Carlos “Teoría del Juego Social, Fundación Altadir, 2000.

[5] Huertas B., Francisco “El Método PES: Entrevista a Carlos Matus”, Fundación ALTADIR, 1996.

Ensayo conceptual para la capacitación política

A MODO DE INTRODUCCIÓN

Cuando nos disponemos a redactar, sobre la base del conocimiento y las experiencias, un texto único, sencillo y lo más esquemático posible, sobre POLÍTICA Y PARTIDOS POLÍTICOS y SOCIALDEMOCRACIA COMO FUNDAMENTO IDEOLÓGICO DEL PRD, con la pretensión de que sirva de documento para la formación política, la sana crítica y el debate, estamos seguros que al divulgarse, generaremos toda clase de observaciones. Ese estímulo, desde una perspectiva positiva, reafirma la necesidad de construir, con fundamento en una concepción ideológico-programática,  un espacio para el debate de las ideas y la profundización de estas con el aporte de quienes se identifican con la necesidad de fortalecer la unidad de propósitos a partir de una doctrina compartida; de una ideología  común.

La historia de las ideas, instituciones y formas políticas es un sector importante de estudio para todo militante de un partido político serio.

Toda explicación de hechos requiere un mínimo de conceptualización teórica, y este esfuerzo intelectual cuadra con la dimensión doctrinaria de los objetivos que perseguimos como políticos en un mundo complejo y cambiante, en el que el concepto persona es un resultado de las relaciones sociales y donde aspectos como el de la dignidad y libertad de la persona humana deben ser subrayados con responsabilidad.

Se trata en fin de presentar al criterio del lector desde nuestra posición, conceptos sobre la persona, la sociedad y el poder.

La política es necesaria, como explicaremos más adelante, dada la permanencia de conflictos y contradicciones en la convivencia social. Para resolverlos, distanciándonos de la violencia, hay que recurrir a los medios POLÍTICOS.

A pesar de una supuesta o pregonada despolitización en nuestro país y en el mundo  – fenómeno político a ser debatido­ – desde nuestra perspectiva, la política permanece y continúa siendo necesaria. Podrá relativizarse o desdibujarse producto de desviaciones perniciosas de la politiquería insustancial, pero, al fin, las variables políticas­ remergen con sus propias virtualidades derivadas de su esencia y razón, positiva por antonomasia.

Existen quienes desde pretendidas posiciones “a políticas” o “anti-políticas” o “tecnocráticas” o neoconservadoras, desarrollan tesis que inducen a la sustitución de la política por  el individualismo extremo, exacerbado desde un enfoque ultra pragmático. Por otro lado, hay quienes entienden el significado de la sustitución de la política, por la administración de las cosas y la dirección de los procesos de producción o en otra dirección, por la administración pública “per se” y por la tecnoburocracia.

A Propósito, permítanme expresar algo acerca del papel de los tecnócratas en el Estado de nuestros tiempos.

Los tecnócratas propenden a despolitizar – desideologizar los problemas y a contemplarlos desde el prisma estrictamente técnico. Ello entendemos es una consecuencia natural de su formación particular y de su misión concreta y específica.  La abstracción técnica y el interés de los tecnócratas son el gran enemigo de la organización racional de la sociedad y en la medida que la política estriba en el juego de los intereses y la democracia consiste en su arreglo y ajuste, los tecnócratas son antipolíticos y pudiesen incluso rayar en lo antidemocrático.

Los devotos del barbarismo tecnocrático consideran innecesarias las ideologías y la sed de ganancias materiales parace que pretende reemplazar los ideales. Pareciese que vivimos en una crisis de la razón humana, que hasta ahora no puede combinar bien los valores y principios con las ciencias. A los que reivindicamos la política como arte y ciencia noble, nos corresponde lograr la fusión de ambos  en una razón tecnopolítica: ideología con ciencia.

Lo cierto es que el equilibrio tecno-político es fundamental, ese balance justo  entre lo político y lo técnico es la clave para el desarrollo de la gestión del Estado Los políticos somos poseedores también de nuestra técnica, entendida como: “respuesta del ser humano al reto de la naturaleza y la sociedad” (Ver W. Mills), técnica que se adquiere a través de la formación, el estudio y la experiencia. Podemos colegir entonces, a partir de este prisma, que técnica es el conjunto de conocimientos teóricos y prácticos, instrumentales y de habilidades que capacitan a la persona para mejorar su bienestar.

Conceptúo que si motivamos abordar el tema de las ciencias y técnicas de gobierno sobre espacios de producción social, en algo podremos contribuir a despejar el camino del rescate de las ideologías hacia el centro de gravedad de la razón tecnopolítica.

La experiencia y la historia han demostrado que incluso al administrar las cosas es preciso continuar gobernando los seres humanos sobre espacios públicos comunes, controvertidos por la interactuación social. Entonces, parece obvio que el político es insustituible porque la acción política cuenta con factores ideológicos, influjo de la opinión pública, adaptabilidad y sobre todo, exige una síntesis inaccesible al tecnócrata especializado en la selección de medios con prescindencia del entorno social, para obtener fines limitados.

Existe una clara configuración e institucionalización de la convivencia política. Así, la política es, pues, el destino de la persona y cualquier intento de suplantarla es desconocer la naturaleza humana admitiendo una desmesurada dosis de utopía.

La política no implica algo penoso para la humanidad, puesto que la actividad política es una noble tarea, “un noble gran juego”… “que confirma la naturaleza política del hombre y contribuye a desarrollar su personalidad promocionándolo a la convivencia a través de las estructuras pluralistas”, como señalara Lucas Verdú.

¿Qué se entiende por POLÍTICA?

Desde Aristóteles, en pleno auge de la democracia ateniense en los siglos V y IV a.c., la categoría de POLÍTICA  conformó un espacio superior de la vida en sociedad. Aquel de una comunidad política, propiamente autosuficiente, constituida por instituciones que posibilitaban una existencia mejor, ungidas del sentido del bien y del mal, de lo justo y de lo injusto. Dicho espacio quedó ligado, desde su comienzo, al marco definido por la “polis”, terminando por estructurarse una suerte de “hogar público” como refiriera el Profesor Cortina.

Podemos señalar entonces, que el término  política proviene del griego POLIS: ciudad, es decir, la comunidad integrada por un conjunto de hombres que residían sobre un territorio delimitado, que estaba regido por un gobierno autónomo. Así lo político o la política era lo relativo a la “polis” y de algún modo hacía referencia a los asuntos públicos.

Lo público, la legitimación del poder y la forma de desenlazar los diferendos pasaron por diferentes etapas a lo largo de la historia de la humanidad. El hecho de que la voluntad de los gobernados fuera adquiriendo una presencia evidente en los supuestos justificativos del usufructo del poder fue un paso decisivo.

La expansión del capitalismo  y de la democracia supuso la mayoría de edad para la política.

Durante todo el siglo XX, la dimensión pública de lo social  se enseñoreó  del estado de cosas contribuyendo a la floración de matices del término POLÍTICA.

Si directamente acudimos a un diccionario veremos que por política se entiende:

  1. Arte, doctrina u opinión referente al gobierno  de los Estados;
  2. Actividad de los que rigen o aspiran a regir  los asuntos públicos;
  3. Arte o traza  con que se conduce un asunto o se emplean los medios para alcanzar un fin determinado.

Cabría referirse a cuatro concepciones diferentes:

1-La política como acción de gobierno;

 

2-La política como actividad humana;

 

3-La política como sistema político;

 

4-La política como conocimiento del desempeño del poder.

Podemos deducir que:

La POLÍTICA implica una forma específica de comportamiento humano que se relaciona con el gobierno, con la dirección de la COLECTIVIDAD.  El arte de lo posible, o de hacer posible lo necesario.

Si tuviese que resumir una definición teórica de lo que es POLÍTICA, tendría que definirla como la ciencia y arte de gobernar sobre espacios públicos comunes.

¿Cuál es la esencia de la POLÍTICA??

Según Julien Freund:

“La actividad social que se propone asegurar por la fuerza, generalmente fundada en el derecho, la seguridad exterior y la concordia interior de una unidad política particular, garantizando el orden en medio de las luchas que nacen de la diversidad y de la divergencia de opiniones y de intereses.”

Para Deutsch:

“la política es en cierto sentido la toma de decisiones por medios públicos”.

Se trata en síntesis de una ACTIVIDAD SOCIAL, o sea una conducta humana que se produce en el contexto de la sociedad.

Si por cultura entendemos el hacer humano con un determinado sentido, la política es una forma más de cultura y la cultura también es política.

¿Qué Son los Partidos Políticos?

Para Edmund Burke: “un partido es un grupo de hombres unidos para fomentar, mediante sus esfuerzos conjuntos, el interés nacional, basándose en algún principio determinado en el que todos sus miembros están de acuerdo”.

Para Andrés Serra Rojas:

“Un partido político se constituye por un grupo de hombres y mujeres que son ciudadanos en el pleno ejercicio de sus derechos cívicos y que legalmente se organizan en forma PERMANENTE, para representar a una parte de la comunidad social con el propósito de elaborar y ejecutar una plataforma política y un programa nacional con un equipo gubernamental”.

Weiner señalaba que:

“El Partido debe ser una organización durable”

La Constitución panameña de 1972 señala que: “los partidos políticos expresan el pluralismo político, concurren a la formación y manifestación de la voluntad popular y son instrumentos fundamentales para la participación política…”.

ORÍGEN DE LOS PARTIDOS POLÍTICOS

La noción de partido, fue objeto de estudio ligada a “fracción” a partir del siglo XVIII. Pero en realidad no se asienta en la vida política de los Estados sino hasta bien entrado el siglo XIX.

Sus raíces más antiguas las encontramos en la Inglaterra del siglo XVII.

La confrontación entre la Corona y el Parlamento dio lugar a las formas partidistas embrionarias. Podríamos decir que en torno al Parlamento  y en defensa de la capacidad de éste para defender los intereses de la burguesía emergente, se formó el grupo o fracción de los WHIGS, que pugnaban por la tolerancia en materia religiosa y por un incremento en la participación política.

A favor de los privilegios reales se organizaron los TORIES, integrantes de la aristocracia tradicional y beneficiarios de la autoridad del Rey.

La Revolución Gloriosa (1688), trasladó el centro de poder de la Corona al Parlamento y éste se convirtió en el campo de batalla entre Tories y Whigs, que empezaron a actuar como formaciones partidarias.

La legitimación de los partidos en el orden político fue apoyada decisivamente por dos fenómenos:

  1. El desarrollo del SUFRAGIO.
  2. El aumento y consolidación de los grupos sociales urbanos, tanto grupos medios como proletarios.

La democratización de la sociedad produjo la integración de la mayoría de los partidos que hoy se conocen en le sistema político de los países europeos, desde socialistas hasta conservadores, ya a la altura de principios del siglo XX.

ESTRUCTURA DE LOS PARTIDOS

Los partidos requieren de una estructura jerárquica y de una organización.

La estructura orgánica de los partidos se presenta como una pirámide en cuya cúspide se encuentra el órgano de dirección nacional. Hacia la base siguen  los diversos niveles jerárquicos del secretariado nacional y aquellos de la demarcación territorial de que se trate, hasta llegar a las unidades básicas del partido, quienes ocupan el primer escalón en la base jerárquica.

La disciplina partidaria es esencial y consolida la fortaleza y organización del partido.

Toda estructura social y política, se mantiene en virtud de la operación de controles sociales, es decir, por la existencia de normas, reglas y pautas institucionales que regulan y rigen la interacción de los individuos y grupos.  Dichos controles o reglas permiten la aceptación de los niveles y diferencias jerárquicas, con las tolerancias democráticas necesarias, sin descuidar la preservación del orden.

CONFORMACIÓN DE LOS PARTIDOS

La conformación de los partidos políticos depende de la realidad social en la que se desenvuelven y se refiere a la manera como éstos ganan adeptos o miembros a partir de los grupos que actúan en la sociedad.

Partidos de Clase y Partidos PLURICLASISTAS.

Los partidos de clase  buscan representar los intereses de una sola clase social, entre la cual reclutan a sus partidarios y reclaman el poder para los pertenecientes a esa clase  con exclusión de las demás.

Los partidos pluriclasistas tratan de conseguir a sus partidarios entre diversas clases sociales, los cuales se identifican por propósitos comunes y comparten ideas similares con relación a los problemas nacionales. (Ej. Partidos orientados por un fuerte ideal nacionalista para la realización de un proyecto común).

Partidos de cuadros,  partidos de masas y partidos de electores.

Los partidos de cuadros se sustentan en las características de sus miembros procurando  que sean personas conocidas por su labor en un campo específico y, de preferencia, con un nivel de ingresos medio o alto. Estos partidos tratan de atraer votos a partir de las personalidades que lo conforman.

Los partidos de masas, por el contrario intentan reclutar un gran número de miembros. Animados por una ideología específica buscan difundirla entre sus  seguidores y por ello su actividad adquiere mayor permanencia y no se limita a la lucha electoral.

Los partidos de electores tienen una estructura más bien oligárquica, su preocupación principal es atraer a un gran número de electores mediante consignas que no reflejan un gran compromiso ideológico y que puedan resultar atractivas a una buena parte de la población.

FINES

La finalidad esencial que define a la figura del partido político es la de alcanzar el ejercicio del poder público mediante su acceso al gobierno.

No obstante, también desde fuera los partidos ejercen cierta influencia sobre el gobierno con el objeto de que tomen medidas que beneficien a los intereses que representan.

Las finalidades de los partidos y las actividades que tratan de llevar a cabo se expresan en documentos con carácter de manifiestos, declaraciones o proclamas, que tienden a consignar posiciones políticas o ideológicas, o a proponer, en el seno de la sociedad, al electorado, las acciones que el gobierno debe ejecutar.

Toda organización  política seria debe aprobar y presentar a las instancias pertinentes sus documentos fundamentales con carácter de esenciales: DECLARACIÓN DE PRINCIPIOS; PROGRAMA; ESTATUTOS.

PARTIDOS Y DEMOCRACIA

La idea de que pueda existir una democracia sin partidos es equivocada.

Prelot dice que: “la democracia es un Estado de Partidos”.

Mientras que Kelsen afirma: “sólo por ofuscación o dolo puede sostenerse la posibilidad de la democracia sin partidos políticos. La democracia, necesaria e inevitablemente requiere un Estado de Partidos”.

Por otro lado, Posada opina que: “los partidos son instrumentos necesarios en el mecanismo del régimen constitucional, hasta el punto de que ciertas anormalidades, dificultades y crisis del régimen representativo constitucional son la consecuencia de la debilitación de los partidos, de su degeneración en grupos sectarios, tan a menudo de carácter personalista”.

La misión de los partidos en democracia, concurrentes en la formación de la voluntad popular, es la de agrupar a los afines en ideas, opiniones y doctrina. Esa afinidad ha de ser ante todo, sobre principios generales y fundamentales.

Por medio de los partidos políticos, los individuos subordinan pequeñas diferencias de opinión y se solidarizan en cuestiones de interés vital.

Los ciudadanos que actúan políticamente de manera aislada y por su propia cuenta, muy poco es lo que pueden influir en la solución de los problemas del Estado.

PARTIDOS TRADICIONALES, VIEJOS MODELOS Y VIEJOS MÉTODOS

Las facciones políticas agrupadas en torno a otros intereses, NO mancomunados por la afinidad ideológica, de opiniones y doctrina, son especies degeneradas de partidos políticos. Y la presencia de estas agrupaciones, de carácter personalista o surgidas en virtud de intereses inferiores, ha contribuido a desfigurar, desprestigiándolo, el concepto de partido.

El mal no está en la institución de los partidos en sí, sino en la aparición de especies degeneradas y espurias de éstos, o en la presencia en los mismos de individuos carentes de valores ÉTICOS y fundamento MORAL.

Resulta inadmisible la existencia de partidos políticos basados únicamente en la comunidad de intereses económicos privados o en simples lazos de parentesco o de amistad personal.

Estas desviaciones que desdibujan la figura de los partidos, acelerando su devaluación política, promueven la aparición de fenómenos sociales degenerativos, que a la postre afectan o agravan la percepción que le carga a los partidos las culpas del deterioro de la vida política nacional.

La perdida de credibilidad producto de la debilitación de los partidos, puede atomizar las fuerzas políticas y sociales y llevar a un pluripartidismo desquiciante en el que no se logra una coalición mayoritaria cuyo resultado sería la paralización de la acción  de Gobierno, el vacío de poder, la carencia de un proyecto definido y un proceso legislativo fragmentado y caótico.

Otra consecuencia, puede ser la apertura de espacios al autoritarismo o al caudillismo, como  manifestación degenerativa de la autoridad, privilegiando el mando sobre el consenso.

Los caudillos autoritarios y su doctrina, descansan en el principio de la desigualdad y la superioridad jerárquica o la “unción divina”, y elevan el problema del orden a la cima o pináculo de los valores políticos. Generalmente buscan justificaciones en períodos de devaluación política, de carencia de credibilidad en los partidos, en épocas de crisis o en situaciones de extremo subdesarrollo y de deficiente cultura cívica.

El autoritarismo puede ser también el resultado tanto de gobiernos arbitrarios que gobiernan por la fuerza, sin restricciones institucionales; como el resultado de gobiernos débiles, incapaces de mantener el orden y la ley y de desempeñar las funciones reguladoras que exige la convivencia social.

Adicionalmente, puede exacerbarse otro fenómeno degenerativo cual es el clientelismo, que asume un carácter instrumental en el cual el individuo de estatus socio económico o político más alto, usa su influencia y recursos para ofrecer protección, dádivas y beneficios a la persona de estatus más limitado, quien a su vez retribuye al “politiquero” o “patrón” con apoyo, asistencia o servicios personales y políticos.

NUEVOS PARADIGMAS  

El mundo de hoy, las realidades y circunstancias del nuevo siglo, el contexto histórico cambiante, la interdependencia global y la revolución tecnológico-cibernética y de la comunicación, abren nuevos retos y perspectivas inéditas  hacia los años inmediatos y futuros. Entramos en otra etapa de la historia que debería impulsar, a través de un esfuerzo consciente, activo y continuo de adaptación, versatilidad y flexibilidad de los actores políticos, la ruptura de los viejos modelos, para luchar por dotar al país y al mundo, de una nueva cultura política y una nueva docencia social con la participación organizada de todos.

Esto requiere de una visión integral del desarrollo, con amplio compromiso moral y ético. Nada de esto se logra sin una voluntad de cambio y evolución con renovación de los métodos y prácticas de los partidos  políticos y de sus dirigentes, quienes deben construir una imagen nítida que los identifique como el instrumento más idóneo de la sociedad para sus necesarias transformaciones.

Así las cosas, debemos caminar con pasos firmes hacia una nueva forma de hacer política, que se caracteriza por propiciar la construcción de consensos;  amplía las consultas; promueve una mayor participación de los militantes y ciudadanos en los procesos decisorios; impulsa la igualdad de oportunidades; desarrolla nuevas relaciones con la sociedad civil; comparte espacios con otras formas de organización social;  y reafirma el compromiso con los valores de la democracia: la libertad, la igualdad, el pluralismo y la tolerancia.

PAPEL DEL DIRIGENTE O LIDER POLÍTICO

Líder es aquel que reúne los elementos típicos de la visión política: capacidad de influencia, capacidad de producir la movilización voluntaria de sus seguidores, capacidad de proponer una visión integradora y capacidad de conducir a sus seguidores a la consecución de objetivos socialmente útiles.

El liderazgo democrático que requerimos en el mundo de hoy, se basa  en la negociación y la concertación  como condición para la inclusión de las mayorías en el sistema político.

Perfil del líder:

  • Actúa basado en diálogo y convencimiento; con disciplina y método.
  • Plantea un liderazgo sustentado en el conocimiento de la organización y en la claridad sobre la misión y visión de la misma.
  • Articula la diversidad que caracteriza toda organización humana, más aún, permite la diversidad de enfoques y metodologías como un factor de crecimiento y aprendizaje.
  • Respeta el liderazgo de los demás.
  • Tiene la mítica del servicio.
  • Expresa valores profundos y concretos.
  • Es interdependiente porque reconoce que los demás son importantes para la consecución de los objetivos de la organización.

 Sin embargo, en la mayoría de los casos de liderazgo político, la práctica política y el aprendizaje sobre la marcha, son los únicos métodos de formación y entrenamiento del dirigente. Hecho que deriva en situaciones que le son difíciles de manejar con método y experticia.

El profesional universitario accede al mundo de la política y experimenta  un choque brutal entre su  formación departamentalizada y formal y la unidad sistémica, indivisible y compleja de la práctica social.  En ese experimento práctico, aprende de política y gobierno.

Hasta hoy, los líderes se forman en la lucha práctica y adquieren las características propias  del proceso y la cultura política del espacio social en el cual operan. El líder es producto y productor de la historia.

La selección de los líderes se produce en el juego de la lucha por el poder, pacífica o violenta, mientras que su evaluación definitiva se realiza en el juego del ejercicio del poder. Por eso es común encontrar en las democracias un liderazgo competente para ganar elecciones, pero una cierta incompetencia para gobernar (Ver Carlos Matus: “El Líder sin Estado Mayor”).

El liderazgo del siglo XXI, requiere resolver el atraso de la teoría que sustenta el diseño de sistemas sociales. Esto implica el diseño de las reglas del sistema social en que deseamos vivir; el diseño del proyecto de gobierno para un período determinado y la dirección y orientación de la conducción del juego social cada día, evaluando y corrigiendo sus resultados. En estas tres dimensiones se expresa la capacidad de gobierno.

Capacidad de gobierno que es una capacidad de liderazgo, ponderada por la experiencia y los conocimientos en ciencias y técnicas de gobierno. Como señala Carlos Matus: “Es una capacidad de conducción o dirección que se acumula en la persona del líder, en su equipo de gobierno y en la organización que dirige”.

Hechas estas consideraciones, el nuevo liderazgo político requiere tener conciencia de la necesidad de establecer el justo balance tecnopolítico y desarrollar las siguientes dotes:

  • Capacidad para decidir a tiempo.
  • Experticia en el manejo de las herramientas de gobierno.
  • Capacidad de ver más allá de los caminos conocidos y adelantarse a su época. Debe ser un creador de caminos.
  • Capacidad para innovar y aprender de la realidad.
  • Capacidad para examinar las reglas del juego social y rediseñarlas.

 El líder de este siglo, debe poseer además una alta motivación de logro; buscar constantemente espacios para la capacitación tecnopolítica; fortalecer su compromiso con un programa determinado, afín con sus ideas y principios; potenciar su sentido ético y de responsabilidad; mantener la disciplina y promover la más amplia participación en un esfuerzo político común.

Siguiendo a Matus, entonces gobernar exige articular tres variables:

  1. El proyecto o programa de gobierno, entendido como la propuesta de medios y objetivos que posibilita un cambio hacia la situación esperada.
  2. La capacidad de gobierno, que expresa la pericia para conducir, maniobrar y superar las dificultades del cambio propuesto.
  3. La gobernabilidad del sistema, que sintetiza el grado de dificultad de la propuesta y del camino que debe recorrerse, verificable por el grado de aceptación o rechazo del proyecto y la capacidad de los actores sociales para respaldar sus motivaciones favorables, adversas o indiferentes.

 

DECLARACIÓN DE PRINCIPIOS del PARTIDO REVOLUCIONARIO DEMOCRÁTICO (PRD)

 El Partido Revolucionario Democrático de Panamá, es una organización política PERMANENTE cuyo pensamiento político, fines y objetivos se inspiran en el ideario Torrijista y en los postulados ideológicos y programáticos de la SOCIALDEMOCRACIA.

LA SOCIALDEMOCRACIA COMO BASE  IDEOLÓGICA DEL PRD

I.           ¿Qué es una doctrina o ideología?

Ideología: Conjunto de ideas fundamentales que caracterizan el pensamiento de una persona, colectividad o época.

Ideología Política: Conjunto de principios generales que definen la orientación o meta de un Partido o movimiento político.

Para nosotros los Socialdemócratas la doctrina política representa:

  1. El análisis crítico del presente y del pasado de una sociedad determinada.

 

  1. La base principal de una ideología es el proyecto o programa que propone para modificar, transformar y mejorar la situación actual de una sociedad.

 

  1. Una doctrina o ideología, define una vía para alcanzar la sociedad ideal de acuerdo al programa delineado.

Estos tres elementos:

  • Análisis crítico del presente y el pasado
  • Programa para un futuro ideal o mejor
  • Método de acción

Constituyen el cuerpo principal de una DOCTRINA POLÍTICA.

Ética:   Parte de la filosofía que trata de la moral y de las obligaciones del hombre. El objeto de la ética es la moralidad y por moralidad se entiende  el carácter de bondad de las acciones humanas; pero como al fin las acciones humanas adquieren este carácter según la relación que guardan con el DEBER, podría también decirse que el deber, en general, es el objeto de la ética.

II.        ANTECEDENTES HISTÓRICOS Y ORIGEN DE LA  SOCIALDEMOCRACIA.

         “La Internacional”

Primera Internacional: fundada en Londres en 1864, integrada por obreros e intelectuales de distintas naciones para la reivindicación de sus aspiraciones. Sus estatutos fueron redactados por Karl Marx. Las diferencias entre los partidarios de Marx y los de Bakunin (Anarquista), motivaron la expulsión de estos últimos.

Segunda Internacional: fundada en Paris en 1889, en la que entraron a formar parte los partidos Socialistas de Europa y América. Desde sus comienzos estuvo signada por las contradicciones entre el ala socialdemócrata liderada por Eduard Bernstein y el ala radical, encabezada por Lenin. La Segunda Internacional se reagrupó en Frankfurt en 1951 como Internacional Socialista.

Tercera Internacional: Creada en Moscú en 1919, por Lenin y Trotski, con el nombre de KOMINTERN o Internacional Comunista. Propugnó por la lucha de clases y la Dictadura del Proletariado. Se disolvió en 1943 por Stalin. En 1948 se fundó el Kominform (Oficina de Información Comunista), con sede en Belgrado, que era en realidad una vuelta al KOMINTERN (Tercera Internacional). Desapareció en 1956.

Cuarta Internacional:  Fundada por Trotski en 1938, con el objetivo de promover la revolución permanente y la Dictadura del Proletariado, por la vía radical y guerrerista.

III-  Aclaremos conceptos:

Socialdemocracia: Nombre aplicado a los partidos políticos de orientación marxista en Alemania; países escandinavos y Rusia a finales del siglo XIX y principios del XX. Alrededor de 1890, EDUARD BERNSTEIN, político y pensador Alemán y otros dirigentes, plantearon el Socialismo Reformista o Socialismo Democrático, como una alternativa para los pueblos del mundo. Después de la Revolución Rusa, el término ha venido a designar a las tendencias y partidos socialistas moderados que postulan el REFORMISMO dentro de una democracia liberal y parlamentaria. Su orientación se dirige hacia el Estado de Bienestar. Impulsa significativas reformas de perfil progresista, las llamadas “garantías sociales”.

Aunque con origen embrionario primario común (1864), históricamente y en términos de evolución ideológica, han existido y existen diferencias conceptuales y contradicciones de fondo, entre la posición planteada por la Segunda Internacional y la Tercera Internacional, es decir, entre las teorizaciones y las prácticas de los Socialdemócratas (Antigua Segunda Internacional, hoy Internacional Socialista) y los Marxistas-Leninistas y Trotskistas (Antigua Tercera Internacional o Internacional Comunista y la Cuarta Internacional).

Socialdemocracia como modelo hoy:  Sistema de organización social y económica, basado en la organización mixta de la economía, en el que coexisten,  la empresa privada, las empresas mixtas, las cooperativas y las empresas colectivas y/o comunitarias, garantizando la participación de los diversos sectores sociales, libremente y según sus capacidades y organización, en la propiedad y administración de los medios de producción, a través de políticas  coordinadas, dentro de una economía de mercado abierto, que conduzcan a la mayor productividad posible, aplicando paralelamente los instrumentos, las formas y los contenidos, que posibiliten la distribución con equidad del ingreso y el goce de los beneficios del crecimiento económico, considerado como herramienta para el fundamental desarrollo humano sostenible, por medio de mecanismos de equilibrio y justicia social, que aseguren un creciente nivel y calidad de vida integral a la sociedad y promueva la prosperidad y el bienestar a toda la población.

Nota: El Partido Revolucionario Democrático (PRD) de Panamá, a partir de los años 80 del siglo XX, participa como observador en la Internacional Socialista (Antigua Segunda Internacional) y desde el año 1994, es admitido como miembro pleno de dicha corriente ideológica mundial (Socialdemocracia).

IV- Socialismo en América:

Las ideas socializantes llegaron a América desde mediados del siglo XIX. Las trajeron los inmigrantes con experiencia política, así como una intelectualidad criolla, que difundió las ideas y acontecimientos de Europa, tales como la Comuna de Paris.

Pensadores y políticos progresistas como José Carlos Mariátegui, en América Latina, afirmaron que la Revolución sólo podía realizarse movilizando los sujetos humanos efectivamente capaces de cambiar el orden existente de la época.

Víctor Raúl Haya de la Torre, funda el (APRA), como organización progresista pluriclasista, destinada a luchar contra la Oligarquía y el Imperialismo.

Lázaro Cárdenas en México, practicó políticas nacionalistas y socializantes; se impulsó la Reforma Agraria y la educación popular. Se estimuló la sindicalización. Su política se concentró en respaldar un desarrollo capitalista autónomo con responsabilidad social.

V- Socialdemocracia como Doctrina o Ideología Política:

En nuestros países existen una multiplicidad de doctrinas políticas desde la derecha, hasta la extrema izquierda:

Fascistas; Conservadores; Liberales; Democristianos; SOCIALDEMÓCRATAS;     Comunistas;  Trotskistas.

La Socialdemocracia constituye una doctrina o ideología política de centro izquierda democrática, que se basa en un análisis crítico de la historia y cuenta con elementos de análisis de la situación actual. Plantea una serie de POSTULADOS BÁSICOS, mediante los cuales supone que es factible llegar a una SOCIEDAD IDEAL.

La Socialdemocracia se plantea: una SOCIEDAD en la que prevalezca la IGUALDAD; la JUSTICIA SOCIAL; el PLURALISMO;  la LIBERTAD  y  la SOLIDARIDAD.

El Socialismo Democrático es una corriente ideológica INTERNACIONAL que, respetando la autonomía de los partidos y países, desarrolla la SOLIDARIDAD y la AMISTAD entre los pueblos.

  • Postulados Básicos de la Socialdemocracia:

Principios Éticos:

  • LIBERTAD
  • IGUALDAD
  • SOLIDARIDAD
  • JUSTICIA SOCIAL.
  1. Libertad de Participación: Todo individuo, sin distingos de raza, sexo, ideología, credo religioso, tiene derecho a participar en forma activa y consciente, en los procesos sociales, políticos y económicos. Los Socialdemócratas repudiamos la discriminación, la diferenciación social, el Fascismo, y todo lo que niegue el principio de igualdad de los individuos.
  2. Libertad de Elección: Derecho de todos a elegir a sus Gobernantes, mediante el voto libre y soberano. Capacidad y posibilidad de optar al derecho de ser electo.
  3. Libertad de Representación: Todos los sectores que componen la sociedad, tienen el derecho a representar sus intereses, aspiraciones y peticiones.
  4. Libertad de Culto: Se respeta el derecho íntimo para que cada persona se acoja al credo religioso que estime afín a sus inclinaciones.
  5. Libertad de Pensamiento: Derecho a pensar libremente y tener acceso a información alternativa y amplia.
  6. Libertad de Organización: Para que una Democracia sea real y dinámica es necesario que todos los sectores que constituyen la sociedad puedan organizarse y hacerse presentes en el proceso social. El Socialismo Democrático, cree y promueve el cooperativismo, las empresas de autogestión y cogestión, las organizaciones de barrio y comunidad, respeta las organizaciones gremiales, empresariales y profesionales.

IGUALDAD

  1. Igualdad de Oportunidades: Es el derecho que le asiste a cada uno y a todos los individuos de tener igualdad de oportunidades y opciones dentro de la sociedad.
  2. Igualdad de Derechos: Condición innata que asiste a cada uno y a todos los individuos de ser considerados de manera igualitaria por el sistema jurídico y por el sistema económico, político y social.

JUSTICIA SOCIAL

  • La Socialdemocracia, propende por una distribución más equitativa de la riqueza nacional, de tal manera que todas las personas tengan opción a un mínimo vital que les garantice una vivienda digna; trabajo adecuadamente recompensado; participación en los beneficios del proceso económico; de salud; educación; seguridad; recreación y de todas aquellas condiciones que favorezcan la realización plena de la persona humana.

SOLIDARIDAD

  • Significa ayuda recíproca consciente, tanto a nivel de individuo, familia, comunidad, Nación y en el ámbito internacional (entre naciones y pueblos).
  • La solidaridad está inspirada en el concepto HUMANISTA que señala que entre las personas, debe existir respeto y un compromiso de unos con otros.
  • La Socialdemocracia, se preocupa y lucha por el triunfo de las causas democráticas y de liberación de los pueblos del mundo: “La libertad de los pueblos y la solidaridad internacional marchan de la mano”.

VII  ¿Cómo concibe la Socialdemocracia la SOCIEDAD DESEABLE?

Lucha por un orden social donde impere la:

  • DEMOCRACIA POLÍTICA
  • DEMOCRACIA SOCIAL
  • DEMOCRACIA ECONÓMICA

     1.Democracia Política

 GOBIERNO DE LAS MAYORÍAS

RESPETO A LAS MINORÍAS

DERECHO AL SUFRAGIO

ELECCIONES LIBRES

LIBRE ASOCIACIÓN Y ORGANIZACIÓN

LIBRE JUEGO DE PARTIDOS POLÍTICOS

EQUILIBRIO DE LOS PODERES (Ejecutivo; Legislativo; Judicial)

IGUALDAD DE POSIBILIDADES ANTE LOS MEDIOS DE INFORMACIÓN

DEFENSA DE LA SOBERANÍA NACIONAL

  1. Democracia Social

 IGUALDAD

PARTICIPACIÓN PLENA Y ACTIVA

REPRESENTATIVIDAD

LIBRE ACCESO A LA EDUCACIÓN Y LA CULTURA

DERECHO A LA VIDA (Mínimo vital: vivienda; salud, nutrición; trabajo)

  1. Democracia Económica

Un sistema económico tal que garantice la participación de la totalidad de los sectores sociales, de una forma u otra, en el proceso de producción y principalmente en la distribución y goce de los beneficios del desarrollo económico.

  • DERECHO AL TRABAJO DIGNO Y ADECUADAMENTE REMUNERADO.
  • PREOCUPACIÓN POR EL BIENESTAR DE LAS MAYORÍAS.
  • ORGANIZACIÓN MIXTA DE LA ECONOMÍA.
  • RESPONSABILIDAD COMPARTIDA EN EL DESARROLLO.
  • MECANISMOS DE EQUILIBRIO Y JUSTICIA SOCIAL.

La política económica socialdemócrata tiene como finalidad dar a la economía nacional de los países, una organización planificada que conduzca a la mayor productividad posible, asegure un creciente nivel y calidad de vida integral a la sociedad y promueva la prosperidad y el bienestar a toda la población.

Privilegia un orden económico mixto, en el que coexistan la empresa privada, las empresas mixtas, las cooperativas y las empresas comunitarias y/o colectivas.

Afirmamos que el Socialismo Democrático NO es estatismo. Promueve la cooperación libre y todas las formas democráticas de organización social en busca de una sociedad más justa, libre y participativa.

La Socialdemocracia promueve la creación de instituciones, de mecanismos legales e identifica políticas, que garanticen la distribución equitativa de la riqueza obtenida en el proceso económico y la preservación del poder adquisitivo de los ciudadanos.

  • POLÍTICAS FISCALES.
  • ENTES REGULADORES Y DE PROTECCIÓN AL CONSUMIDOR.
  • FORMACIÓN Y CAPACITACIÓN PARA EL TRABAJO y LA PRODUCCIÓN.

Para los Socialdemócratas, el Estado como ente coordinador, facilitador y orientador, podrá aplicar estímulos económicos (créditos, facilidades de trámite, subsidios, etc) a aquellos sectores y actividades productivas que beneficien a las mayorías populares.

Los Torrijistas o Socialdemócratas, debemos estar convencidos de que dentro de una economía de mercado abierto, que debe perfeccionarse, es necesario propiciar el crecimiento económico, regular y sostenible, como vehículo que permita paralelamente, el mejoramiento de las condiciones y calidad de vida de los ciudadanos, sobre todo de los sectores más débiles de la sociedad. Sólo así podremos alcanzar la estabilidad social y la tranquilidad que se asiente sobre bases sólidas y perdurables.

VIII Otras consideraciones a propósito de las deliberaciones de la Internacional Socialista (Conceptos extraídos de la declaración del XVIII Congreso).

La I.S. considera que se han producido progresos reales desde la década de los 50 del siglo XX a esta parte, en áreas vitales como la descolonización, el desarrollo de las libertades civiles, la expansión del Estado de bienestar.  Ahora bien, las viejas injusticias siguen existiendo. Sigue habiendo limitaciones a las garantías civiles, discriminaciones por la raza y el sexo, y, para la mayoría de las personas, la clase y la región en las que nacieron siguen determinando sus oportunidades de vida.

Ante cuestiones tan cruciales, la Internacional Socialista reafirma sus principios fundamentales. Su compromiso sigue siendo la democratización de las estructuras del poder económico, social y político a escala mundial.

Los principios y compromisos políticos que la socialdemocracia  siempre ha mantenido deben llevarse adelante en un mundo que ha cambiado sustancialmente desde la Declaración de Francfurt de 1951.

Los socialdemócratas reivindicamos lo irrenunciable de nuestros principios y atribuimos la misma importancia a estos cuatro  principios fundamentales: libertad, igualdad, solidaridad y justicia social que consideramos interdependientes. Cada uno de ellos es un requisito previo para los otros. Los conservadores y liberales, por el contrario, ponen de relieve la libertad individual a costa de la justicia y la solidaridad; y el comunismo pretendía lograr la igualdad a costa de la libertad.

La libertad individual y los derechos sociales básicos son condiciones necesarias de una existencia humana digna. Esos derechos no son intercambiables ni pueden ser contrapuestos. Los socialdemócratas  defendemos el derecho inalienable a la vida y a la libertad de expresión con responsabilidad, a la libertad de asociación y a la protección social. Los socialdemócratas estamos comprometidos en superar el hambre y la necesidad y en alcanzar una auténtica seguridad social y el derecho al trabajo.

Para los socialdemócratas la educación es fundamental para el desarrollo de una sociedad moderna, democrática y tolerante. Las metas de la educación que proponemos son:

– la información, el aprendizaje y el conocimiento;

– el paso, de una generación a otra, del legado espiritual y cultural;

– la preparación de los individuos para vivir en sociedad sobre la base de la igualdad de oportunidades para todos;

– ayudar a cada individuo a desarrollar plenamente sus posibilidades personales.

El proceso educativo debe transmitir, ante todo, los valores de libertad, justicia social, solidaridad, pluralismo y tolerancia.

La educación es una herramienta potente de redistribución de la riqueza, promotora de una movilidad social positiva.

Un crecimiento equilibrado es una necesidad para crear prosperidad y empleo en todo el mundo. Un crecimiento que no respondiera a imperativos sociales y ecológicos iría en contra del progreso, pues causaría daños ambientales y destruiría empleo. Los mecanismos de mercado no pueden garantizar por sí mismos el cumplimiento de los objetivos sociales del crecimiento económico. Una política económica socialdemócrata tiene como legítima función promover un desarrollo que abra oportunidades de futuro a la vez que mejore la calidad de vida.

En cuanto a las relaciones internacionales, los socialdemócratas respetamos y acatamos las normas del Derecho Internacional. Reconocemos el derecho a la defensa de la integridad territorial de los Estados soberanos y defendemos el principio  de no intervención y  la libre autodeterminación de los pueblos.

La creciente interdependencia del mundo no deja margen para controversias y enfrentamientos fundamentalistas. Para sobrevivir y desarrollarnos en común se precisan tanto cooperación como formas civilizadas de disputa, incluso entre ideas y fuerzas políticas antagónicas.

Rechazamos y condenamos por tanto toda forma de fundamentalismo o radicalismo político o religioso.

Para lograr estos objetivos y propósitos de principio socialdemócratas en todo el mundo, es necesario establecer un orden económico internacional nuevo. Este deberá reconciliar los intereses del mundo industrializado con los de los países en vías de desarrollo.

Un orden económico internacional más equitativo es necesario no sólo por motivos de solidaridad, sino también para crear una economía mundial más eficiente, productiva y equilibrada.

La creación de un mundo pluralista y democrático, basado en el consenso y la cooperación, es una condición imprescindible para el progreso de la humanidad, lo que constituye tanto un reto como una enorme oportunidad. La Internacional Socialista está dispuesta a ganar el desafío, y a luchar por un mundo en el que nuestros hijos puedan vivir y trabajar en paz y libertad, humana y solidariamente.

Confiamos en que la solidez de nuestros principios, la fuerza de nuestros argumentos y el idealismo de quienes nos apoyan contribuirán a configurar un futuro socialdemócrata en el siglo XXI.

REFLEXIONES IDEOLOGICAS

Con  estos conceptos, aspiro motivar a lo interno del PRD, una reflexión en torno a la importancia que tiene para todo ser humano, la posición política que uno asume al inscribirse en un partido amplio, pluriclasista, popular y progresista como el nuestro.

Tengo la percepción de que nos hace falta fortalecer a lo interno de nuestra organización política, un mayor compromiso e identidad con las ideas generales que nos unifican, que además son trazadoras de la  direccionalidad de nuestro accionar en la  sociedad. Nuestros documentos fundamentales, vale  decir: Declaración de Principios; Programa y Estatuto, debatidos y aprobados en el 2001, son nuestros puntos de referencia y sintetizan nuestro análisis del presente y la acumulación histórica que recogemos, nuestra visión de país posible, necesario y deseable hacia el futuro y la organización y el método para conseguirlo. Compartimos entonces, una concepción ideológica y un conjunto de valores y principios que deben ser el andamiaje que sustenta la unidad de propósitos partidistas.

Desde la caída del Muro de Berlín, y el advenimiento de lo que yo llamo el reflujo neoconservador, acompañado de la Globalización, el mundo es radicalmente diferente al que tuvimos hasta 1989. Las referencias de entonces, los viejos modelos y esquemas de acción, quedaron atrás, hoy, el contexto histórico es muy diferente, las circunstancias son otras, vivimos en un nuevo siglo, existen otras realidades. Hay quienes piensan incluso que ya se han disuelto las diferenciaciones ideológicas. Pero es casualmente sobre ese punto, que quisiera reflexionar con quienes me leen, toda vez que los Torrijistas tenemos un compromiso de militancia política responsable, sustentada sobre ideas de avanzada, que asimiladas en nuestro interior, nos entregan argumentos para el debate y el proselitismo.

Conceptúo, en ese sentido, que la diferenciación ideológica entre conservadores o neo-liberales y progresistas,  permanece viva y efectiva, aunque redefinida o en redefinición.

Para mí, ser socialdemócrata o Torrijista, significa mantener la fidelidad fundamental a la lucha por los derechos de ciudadanía de los más débiles, de los marginados, de los sectores menos favorecidos. En esos términos, ser socialdemócrata implica dar la batalla por una sociedad materialmente más equitativa, socialmente más justa y políticamente más democrática. Además, ser socialdemócrata significa mantener la lealtad a principios y valores como el humanismo, la civilización, la paz, la libertad, la igualdad, el pluralismo, la tolerancia, la solidaridad y la justicia social.

En la concepción de pensadores y políticos progresistas, ser socialistas democráticos, significa participar de un movimiento en una sociedad de conflictos y de diferencias, en la búsqueda de una equidad creciente, preservando siempre la libertad.

Hace ya mucho tiempo, el Torrijismo definió su estrategia de acción política en el perfeccionamiento de una sociedad democrática. De allí la concepción del repliegue y la fundación del Partido Revolucionario Democrático (11 de marzo de 1979), aunque hubo quienes (como el General Paredes), que a raíz de la muerte del Comandante Torrijos, se empeñaron en producir con algunos de sus actos, una involución substancialmente autocrática. Pero si leemos a Torrijos y a los ideólogos y activistas civiles del Torrijismo, y sus formulaciones, nos damos cuenta de que, el PRD, acepta desde su fundación en 1979, las premisas del juego político democrático hasta las últimas consecuencias.

Obviamente, los hechos de la agresión y bloqueo económico por parte del gobierno ultraconservador del Partido Republicano en los Estados Unidos (1987 – 1989), y la obstinada persecución de sus intereses y de los objetivos geoestratégicos que definieron a través de los «Documentos de Santa Fe I y II», para nuestro país y América latina, produjeron radicalizaciones internas y enconamientos, que dieron al traste con todo esfuerzo de avenimiento en procura de una salida democrática de la coyuntura, signada por la conflictualidad y el intervencionismo.

Hoy podemos decir que para los Torrijsitas, de lo que se trata es de luchar por la preeminencia política, cultural y moral (valores), en el interior de una sociedad democrática. La lucha por esa preeminencia y por la construcción de consensos, también tiene una implicación material. Dicha implicación conlleva garantizar las condiciones que induzcan un equilibrio material entre los diferentes grupos sociales. O sea, se trata de luchar por una sociedad material y económicamente equitativa.

El PRD, reconoce y se compromete en la defensa de la institucionalidad democrática, así quedó consignado en sus documentos fundamentales reformados por el Congreso Extraordinario de agosto de 2001. En consecuencia, rechazamos las posiciones autocráticas y  la ruptura violenta del orden constitucional.

A partir de la admisión de una estrategia democrática, como he explicado en párrafos precedentes, y convencidos de que la democracia es al mismo tiempo, medio y fin de la lucha política, el reformismo y la búsqueda constante de la conciliación entre eficiencia y justicia social; entre responsabilidad y libertad; entre nacionalismo e integración latinoamericana, ampliando las oportunidades en el seno de la sociedad, sin caer en el burocratismo y resaltando el valor de la solidaridad, pasa a ser el contenido esencial de la práctica política de los Torrijistas en la sociedad de hoy.

Claro está, que sobre la base del reconocimiento y definición de una estrategia democrática, en los términos que definí anteriormente, siendo el PRD un partido progresista y de propuestas, las reformas que propongamos deben ser compatibles con las definiciones y principios que caracterizan a una actitud Torrijista.

El PRD desde el gobierno, impulsado por la dinámica de gestión y la capacidad de sus cuadros, da los pasos necesarios en la trayectoria espacio – tiempo, para luchar para que el mismo sea caracterizado por la realización de reformas profundas y democráticas. Así se toman las medidas, acciones y políticas pertinentes para avanzar paulatinamente en la concreción de los objetivos tácticos y estratégicos propuestos en el PROGRAMA de largo plazo del partido. Las reformas y las acciones, se sostienen con voluntad y capacidad de acción, orientando y construyendo con determinación acuerdos sociales y de conciliación en relación a factores internos del proceso de gobierno, con el propósito de garantizar la estabilidad política y económica, que permiten que se consolide el nuevo orden social sobre bases sólidas y perdurables.

Bajo esa orientación se reformó la Constitución y se desarrolla punto por punto una reforma del Estado que racionaliza y disminuye costos de funcionamiento, aumentando la inversión social, a la vez que lo vuelve más eficiente y transparente, más cercano a los ciudadanos y al compromiso de servir; se aprobó una amplia reforma fiscal, más integral, que garantiza la justicia tributaria, con sentido progresivo y distributivo; se rescató y salvó el sistema de pensiones, componente sustantivo de la seguridad social.

Queda por realizar en el programa de continuidad hacia el futuro, la reforma política que reivindique la noble política y fortalezca los partidos y garantice mejores condiciones de representatividad y participación democrática; una reforma de lo judicial, que lo democratice interna y externamente y garantice agilidad en el impartir justicia. Es necesario además avanzar en el ordenamiento territorial y la titulación masiva de tierras; del mismo modo que es preciso implementar la legislación sobre la descentralización del Estado y profundizar el programa de fortalecimiento institucional de los gobiernos locales. Desde nuestra concepción, es indispensable construirle viabilidad a la fundamental reforma educativa, que sea instrumento pertinente de calidad para la ampliación de oportunidades, convencidos como Torrijistas que educar es liberar, educar es crear voluntades y finalmente, una revolución productiva y tecnológica que promueva la innovación, la competitividad y la generación de empleos.

En fin, ser Torrijistas o socialdemócratas es militar en la construcción del PANAMÁ JUSTO. Esto es incompatible con la defensa de privilegios corporativos arraigados y con el mantenimiento de un modelo de Estado alejado de la equidad.

Es así que nuestra Declaración  de Principios al establecer el carácter del PRD, lo define como REVOLUCIONARIO, en atención a que su doctrina y acciones promueven una transformación de las estructuras injustas o atrasadas, para lograr el desarrollo humano, incluyente, integral, participativo y sostenible del país en beneficio de todos los sectores sociales, especialmente de los menos favorecidos, y convertirlo en una democracia moderna, pluralista, solidaria y participativa, sustentada en el desarrollo social, económico, político y cultural, en términos de una justicia y equidad sociales que corrijan las injusticias y desequilibrios históricos y donde se recompensen las  aportaciones de cada uno y todos al progreso y el bienestar generales.

Los Torrijistas y socialdemócratas, junto a los demás sectores patrióticos y democráticos de la sociedad  panameña, constituimos la fuerza histórica capaz de asumir, en las nuevas circunstancias, la construcción de un nuevo  país multiétnico y pluricultural,  libre, próspero, justo, solidario, pacífico y soberano (Ver Declaración de Principios del  PRD).

Panamá, necesita darle continuidad a las reformas. Promoverlas con visión de futuro y militar en su acompañamiento político debe ser nuestro empeño desde el partido y todos y cada uno de los Torrijistas debemos constituirnos organizadamente y con aprendida capacidad, en protagonistas, con honestidad, responsabilidad, disciplina, lealtad y PATRIOTISMO, fuerza subyacente que inspira todo sublime propósito, desarrollo y logro.

Dr. Benjamín Colamarco Patiño

Panamá, 11 de octubre de 2007